Habitualmente el centro de día de Párkinson Bahía de Cádiz atiende a 33 usuarios al día. Los lunes y los miércoles han llegado alguna vez a 51. Durante el mes de julio, en el que retoma su actividad, después de más de tres meses cerradas, las instalaciones solo acogerán un máximo de 12. «Para esta vuelta gradual hemos sido nosotros los que marcamos la priorización para cumplir con los aforos limitados y todas las medidas de protección exigidas», explica Lola Garzón, la directora de esta entidad que da servicio a toda la provincia de Cádiz.
A partir de hoy los usuarios cuyos familiares hayan confirmado su interés por la vuelta se irán reincorporando al centro. «Una vez que que la Consejería de Salud emitió una orden por la que fijaba el regreso a partir del 1 de julio, comenzamos a trabajar en un protocolo y primero llamamos a las familias para conocer sus intenciones. Hay mucha incertidumbre, y algunos optan por volver ya en septiembre», comenta Garzón.
Quienes vuelven verán reducida la atención de cinco a tres días a la semana. Se han establecido para ello turnos de grupo de trabajo con 12 usuarios en semanas alternas. Un grupo irá los lunes, miércoles y viernes de una semana, y a la siguiente serán atendidos martes y jueves. «Nadie pasará de un grupo a otro para evitar un mayor contacto», detalla la directora del centro. Se distribuirán de tres en tres por las salas y con un terapeuta, aclara.
Esta reducción de las jornadas de atención crea dudas en la entidad, respecto a la forma de proceder de la Administración andaluza. Durante estos meses la Junta ha seguido pagando el 80% de lo estipulado por las plazas con el compromiso de no realizar ningún expediente de regulación temporal de empleo. Ahora, sin embargo, Párkinson entiende que la Consejería de Igualdad debe confirmar sus intenciones, especialmente en lo económico. «Es quien nos subvenciona, no Salud que marca las condiciones de la vuelta a la atención», recuerdan. A eso se suma si se respetará la reserva de plaza a las familias que no quieran incorporar a la persona dependiente al servicio hasta después del verano.
La recuperación de la atención presencial era esencial para el colectivo, reconoce Lola Garzón, que resalta que el tratamiento farmacológico combinado con las terapias mejora a los afectados de párkinson. No abandonarán, eso sí, la terapia online, es decir seguirán adelante con la transformación digital. «Hay muchas personas que aún no siendo socias han seguido los vídeos y las propuesta a través de las redes sociales e internet», asume.
La vuelta se hace, deja claro la responsable de la entidad, «con el peso de la responsabilidad». Por eso, las medidas de protección se van a aplicar desde el uso del transporte. «La recomendación es que los usuarios se trasladen al centro por sus propios medios, pero atendemos a personas de muchas partes de la provincia y sus familiares no siempre tienen disponibilidad para traerlos», cuenta Garzón.
Las familias deberán tomar y registrar la temperatura y comunicar al conductor los datos. Si la persona tiene entre 37 y 38 grados no podrá subir al vehículo y se estimará como un caso sospechoso para comunicarlo a Salud. «Esto no es una residencia donde los contactos pueden estar más controlados. Nuestros usuarios están en casa, viendo a sus familiares, vienen de distintos municipios», apunta.
Al llegar al centro, volverán a tomar la temperatura, se desinfectará calzado o sillas de rueda. La mascarilla será obligatoria al igual que en el transporte. Solo podrán quitársela si la distancia de seguridad puede respetarse -si lo tiene indicado por sus patologías- y a la hora de la comida, que se ofrecerá en un solo turno dado que las medidas protectoras pueden asumirse. «Ya en septiembre tendremos que poner distintos turnos», matiza la directora.
Fuente: Diario de Cádiz