Las funciones ejecutivas son habilidades cognitivas, es decir actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar y básicamente alcanzar una meta. Las funciones ejecutivas son habilidades de autorregulación esenciales, para hacer y relacionarnos con el entorno que nos rodea. Son algo así como «el cerebro del cerebro», un control consciente de nuestras conductas y de nuestro pensamiento.
Las usamos por ejemplo, para recordar cosas, decidir a qué le prestamos atención y cuánto tiempo le dedicamos de nuestra atención. Además son fundamentales para tomar buenas decisiones, planificar y solucionar problemas de manera efectiva.
Y como si fuera poco, las funciones ejecutivas correctas, permiten que el cerebro construya el concepto emocional más útil en una situación dada. Es decir, la mejor respuesta emocional, lo que muchos llaman control de las emociones.
Una actividad que permite trabajar muchas funciones ejecutivas al mismo tiempo es el ajedrez. A través de una partida de ajedrez, se ponen en juego la atención, la anticipación, la planificación, la paciencia, la resiliencia, la estrategia, el manejo de las frustraciones, el manejo de la impulsividad, entre otras.
Gracias a la plasticidad cerebral, somos capaces de modificar hábitos o conocimientos predeterminados y aprender cosas nuevas.
A fin de entrenar las funciones ejecutivas, podemos:
Fuente: Laura Lewin